Árbol del Amor en el Parque de la Florida

Árbol del amor y placa conmemorativa

Creado en 1820, el Parque de La Florida se ha convertido, sin duda, en uno de los símbolos de la ciudad y en uno de los rincones favoritos de los y las gasteiztarras, así como de las personas que nos visitan.

Su diseño se inspira en el estilo de los jardines románticos franceses de la época, al transmitir una sensación de mayor superficie, por el trazado casi laberíntico de sus senderos, que discurre por inimaginados espacios como la gruta, la cascada, el riachuelo, el quiosco de la música, el banco de los enamorados…

El 30 de julio de 2020, con motivo del 200 aniversario del Parque de la Florida, se llevó a cabo la recuperación del Árbol del Amor.

Historia del Árbol del Amor

A mediados de los años 1930 desapareció de la Florida un mítico árbol al que popularmente se había denominado el Pino o el Árbol del Amor y que se encontraba donde estuvo hasta hace poco la curiosa fuente de fundición del parque romántico, en esa pequeña rotondita tan recogida y disimulada a la que se conocía, en consonancia, como Rincón del Amor.

Ya en 1887 y probablemente desde mucho antes, este árbol había ganado fama de interceder favorablemente para conseguir la anhelada pareja, en competencia ilícita con San Antonio.

La tradición decía que bastaba dar siete vueltas en torno al árbol para encontrar novia o novio. Otras versiones exigían arrojar una piedrecita con cada vuelta. Lo cierto es que este árbol era muy visitado por las parejas, que a su amparo se prodigaban en arrumacos.

La sentencia para tan singular y robusto árbol la dictaron las obras de la nueva Catedral pues con vistas a la construcción de su ábside, se instaló en 1910 una enhiesta grúa pluma de 33 m de altura que se aseguró tendiendo tres potentes cables, uno de los cuales abrazaba precisamente al Árbol del Amor.

A pesar de que las obras de la Catedral nueva quedaron interrumpidas el 10 de marzo de 1914 por falta de fondos, la gigantesca grúa no fue desmontada hasta nada menos que 1931. Según se ha dicho, constreñido en su desarrollo por el asfixiante lazo de acero, cada vez más incrustado, el Árbol del Amor acabó secándose.

Pagó así por su vida de pecaminosas inspiraciones o en palabras de Julián Echenique escritas en 1945, “harto de carne, metiose a fraile o diose a la Iglesia, que es lo mismo, y murió, por sostenerla, en lento y dilatado martirio”.

La realidad de lo ocurrido resulta más prosaica ya que, según se denuncia en el Pensamiento Alavés del 23 de marzo de 1937, el pino que los viejos llamaban el árbol de los enamorados acababa de aparecer yaciendo horizontal y cortado en cuatro pedazos, talado, al parecer, porque al caerle encima otro árbol lo había desgajado.

Sobre la especie a la que corresponde: Ecología del "Cercis Siliquastrum"

Árbol del amor

El Cercis Siliquastrum es un pequeño árbol caducifolio de 6-12 metros de altura con tronco de corteza lisa que evoluciona a negruzca cuando es adulto. Copa irregular, abierta, algo aparasolada y con el ramaje tortuoso.

Es nativa de la región mediterránea oriental hasta Crimea y Persia. En la Península Ibérica se puede encontrar asilvestrada aunque es raro.

Resiste el frío, hasta -10°C pero no las heladas prolongadas. Es resistente a la sequía y no tolera el encharcamiento del suelo.

Sus hojas son verde glauco de 6 a 10 cm de longitud, con forma acorazonada.

Ofrece una llamativa y densa floración al principio de la primavera. Una vez secas, las flores permanecen en el árbol largo tiempo. Se sitúan sobre las ramas finas y gruesas así como en el tronco principal; tienen aproximadamente 1,5 cm de longitud, y se agrupan en fascículos densos. Sus pétalos pueden ser rosas ó púrpuras.

Los frutos son en forma de largas vainas que permanecen en el árbol durante el invierno.

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